Los Ratones Coloraos
Los ratones coloraos[i] Leyenda murciana
Hace tiempo, una campesina murciana de nombre
Fuensanta[ii]
quedó viuda con un hijo muy pequeño. Su única hacienda era una huerta, en la
pedanía de Zaraiche[iii],
que ella cultivaba con mucho esfuerzo para dar de comer a su hijo.
Todos los días, al
amanecer, la joven salía de su casa con una cesta de frutas y verduras
para venderlas en el mercado[iv].
No tenía vecinos ni familiares que cuidaran de Pencho[v], su hijico, y aunque se le rompía el corazón, no le quedaba más
remedio que dejarlo solo en casa. Necesitaba el dinero para darle de comer.
-No te despiertes hasta que yo vuelva, ángel mío -murmuraba, y desde
la puerta le lanzaba un beso con la mano. Procuraba regresar cuanto antes, pero
siempre encontraba a su hijico llorando desconsolado en la cuna:
-¡Mamá!,
¿por qué te vas? ¡No te vayas más!
Pero un día, en que desesperada como siempre, corría de regreso a
casa, al llegar, para su sorpresa, lo encontró riéndose a carcajadas.
-¿Hoy no
has tenido miedo, Pencho? -le preguntó.
-Un
ratoncico ha cantado una canción y hemos estado bailando.
La madre
pensó que eran imaginaciones del niño y le siguió la corriente, pero, a los
pocos días el pequeño comenzó a cantar una canción que ella desconocía.
-¿Quién
te ha enseñado esa canción, Pencho?- le preguntó.
-El «ratón colorao».
-¿Y
quién es el «ratón colorao» ?
-Me ha dicho que es un duende –contestó Pencho.
-Un duende... ¡Ah! Muy bien...
-¿Qué es un duende, mamá?
La joven madre se lo explicó como pudo
y pensó que su hijo Pencho había soñado lo del «ratón colorao».
Pero un día encontró al pequeño
leyendo un trozo de papel que se había quedado pegado en el fondo de la cesta
de las verduras.
-Pero, Pencho, ¿tú sabes leer? -preguntó la asombrada madre.
-Sí,
mira: aquí dice za-pa-to.
La madre, asustada, fue corriendo hasta la escuela
del pueblo con su hijo de una mano y el trozo de papel en la otra.
-Señora maestra, ¿podría decirme qué
pone aquí?
-Zapato. Ahí pone zapato.
La
campesina, sin entender nada, se tuvo que sentar.
-Mi
hijo ha aprendido a leer él solito -murmuró.
La maestra, que no se lo podía creer, se
dirigió a la pizarra, escribió «Matusalén» y le preguntó a Pencho:
-¿Qué pone aquí, pequeño?
-Matusalén -respondió el niño con una
sonrisa angelical.
-¡Este
niño es más listo que los «ratones coloraos»! -exclamó la maestra-. Desde
mañana puede traerlo al colegio. Pencho, ¿cuántos años tienes? -le preguntó al
niño.
-Tres.
-¿Quién
te ha enseñado a leer?
-El «ratón colorao» -contestó el pequeño.
-No me engañes: habrá sido tu mamá.
-No, señorita. Yo no sé leer -dijo la madre.
-Pues dígale al niño que no se debe mentir.
La
campesina volvió con su hijo a casa muy preocupada. Al día siguiente, salió de
casa como si se dirigiera al mercado, pero se quedó fuera mirando por la
ventana, dispuesta a averiguar quién visitaba a su hijo en secreto.
Poco
después vio aparecer a un ratón vestido de rojo con una guitarra entre las
manos.
El
simpático animal comenzó a bailar alrededor de la cuna hasta que Pencho se
despertó y se puso a bailar con él.
La madre abrió la puerta de
pronto, pero, al instante, el ratón desapareció. Abrazó a Pencho con lágrimas
en los ojos y pensó en agradecer de alguna forma al «ratón colorao» lo que hacía
por su hijo.
Desde aquel día, dejaba una tostada con miel para su
hijo y otra para el buen «ratón colorao».
Los mayores creemos que los «ratones coloraos» no
existen pero, como de costumbre, estamos equivocados: lo que pasa es que no
recordamos que nos visitaban en la cuna.
Aunque
la madre de Pencho se lo recordó siempre a su hijo.
[i] De los ratones coloraos se
dicen que son muy listos, y la gente mayor de pueblo, sobre todo de Andalucía,
afirma que son tan listos porque están ahí… pero nadie los ve. En Murcia hay
una preciosa tradición que afirma que los ratones coloraos son una especie de
duendes con forma de roedor que se dedican a hacer carantoñas y cabriolas
delante de los niños pequeños para hacerles reír.
[ii] Fuensanta: La Virgen de
La Fuensanta es patrona de la ciudad de Murcia, en sustitución de la Virgen de
la Arrixaca, desde el s. XVIII.
[iii] Zaraiche: El topónimo se
encuentra recogido en textos medievales del siglo XIV. En la actualidad abarca
los barrios del Ranero, Santa María de Gracia, Vistalegre, La Flota y Santigo y
Zaraiche. La patrona del lugar es Nuestra Señora de Atocha que se encuentra en
la Ermita de Puche –cercanías de la carretera de Churra-.
[iv] Es de suponer que los
productos de la huerta de la zona norte y regados por la acequia Aljufía (acequia del norte) o por cualquiera de sus
derivaciones se vendieran en la plaza de Santo Domingo. Aunque el mercado
principal de la ciudad se celebraba en el arenal, actual Glorieta, durante el
periodo de mayo a septiembre esta plaza conocida en épocas como la del Esparto
celebraba el mercado de los jueves.
[v] Pencho: Se trata del
hipocorístico de Fulgencio. San Fulgencio nombrado obispo de Écija (Sevilla),
volvió como prelado a la urbe murciana en donde murió el 16 de enero del año
658. Fue hermano de los obispos San Leandro y San Isidoro, y de Santa
Florentina. A los cuatro hermanos se los conoce como los Cuatro Santos de
Cartagena. Además de patrón de Cartagena también lo es de la diócesis y por
ello uno de los nombres más populares de la Región de Murcia.
Los ratones coloraos
Jesús Callejo
Duendes: Guía de los seres mágicos de España, de
Carlos Canales y Jesús Callejo, Editorial EDAF, 1994, en el que se explicaba lo
siguiente:
"Estos minúsculos seres viven en Murcia donde
es conocida la frase eres más listo que un ratón colorao. Al parecer, son
especialmente listos, lo que no deja de ser una rareza dentro de la familia de
los duendes, gustándoles sobre manera la música y la danza. Prácticamente no
hay noticias sobre ellos, y su propio nombre indica que les gusta manifestarse
a los hombres en forma de ratones, vistiendo probablemente una blusa o bayeta
de color rojo, a semejanza de los Trasgos. De las pocas cosas que se sabe de
ellos es su cariño hacia los tiernos infantes, haciendo con sus juegos y
movimientos las delicias de los mismos, entreteniéndolos cuando están llorosos
y cuando no hay presencia de mayores por los alrededores de la cuna, aunque, de
todas formas solo los ojos de los niños pueden ver sus piruetas.
[1] Fuensanta: La Virgen de La
Fuensanta es patrona de la ciudad de Murcia, en sustitución de la Virgen de la
Arrixaca, desde el s. XVIII.
[1] Zaraiche: El topónimo se
encuentra recogido en textos medievales del siglo XIV. En la actualidad abarca
los barrios del Ranero, Santa María de Gracia, Vistalegre, La Flota y Santigo y
Zaraiche. La patrona del lugar es Nuestra Señora de Atocha que se encuentra en
la Ermita de Puche –cercanías de la carretera de Churra-.
[1] Es de suponer que los
productos de la huerta de la zona norte y regados por la acequia Aljufía (acequia del norte) o por cualquiera de sus
derivaciones se vendieran en la plaza de Santo Domingo. Aunque el mercado
principal de la ciudad se celebraba en el arenal, actual Glorieta, durante el
periodo de mayo a septiembre esta plaza conocida en épocas como la del Esparto
celebraba el mercado de los jueves.
[1] Pencho: Se trata del
hipocorístico de Fulgencio. San Fulgencio nombrado obispo de Écija (Sevilla),
volvió como prelado a la urbe murciana en donde murió el 16 de enero del año
658. Fue hermano de los obispos San Leandro y San Isidoro, y de Santa
Florentina. A los cuatro hermanos se los conoce como los Cuatro Santos de
Cartagena. Además de patrón de Cartagena también lo es de la diócesis y por
ello uno de los nombres más populares de la Región de Murcia.
Los ratones coloraos
https://grimoriodebestias.blogspot.com/2018/04/ratones-coloraos.html
Jesús Callejo
Duendes: Guía de los seres mágicos de España, de
Carlos Canales y Jesús Callejo, Editorial EDAF, 1994, en el que se explicaba lo
siguiente:
"Estos minúsculos seres viven en Murcia donde
es conocida la frase eres más listo que un ratón colorao. Al parecer, son
especialmente listos, lo que no deja de ser una rareza dentro de la familia de
los duendes, gustándoles sobre manera la música y la danza. Prácticamente no
hay noticias sobre ellos, y su propio nombre indica que les gusta manifestarse
a los hombres en forma de ratones, vistiendo probablemente una blusa o bayeta
de color rojo, a semejanza de los Trasgos. De las pocas cosas que se sabe de
ellos es su cariño hacia los tiernos infantes, haciendo con sus juegos y
movimientos las delicias de los mismos, entreteniéndolos cuando están llorosos
y cuando no hay presencia de mayores por los alrededores de la cuna, aunque, de
todas formas solo los ojos de los niños pueden ver sus piruetas.
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