Primera poesía murciana, "Poesía mursí".


Hazim al-Qartayanni   (Hazim " el Cartagenero" -eso significa "al-Qartayanni"-)   fue un gran poeta nacido en la medina de Qartayannat, nuestra actual Cartagena. Su obra más conocida fue la Qasida al-Maqsura, reconocida en la literatura árabe universal del siglo XIII.
Esta obra se divide en tres apartados y en el último de éstos, Al Qartayyanni, acomete una oda poética a las ciudades que le vieron crecer: Cartagena y Murcia.

 Vagué, oh amigo mío, por el Paraíso de la tierra
Y mi corazón no perdió su amor por ella.
¡Campamento de la felicidad Murcia,
Mansión de mi solaz y morada de mis placeres!
¡Oh Murcia mía! ¡Cuánta delicia y cuanta alegría
había en ti, entre arrayanes y bosquecillos!
              Al-Qartayyanni (1211-1284)

Fuente: Historia de la Región de Murcia. Miguel Rodríguez Llopis. Traducción del poema: Enrique Perpiñá.


  
Tras la caída del reino de Murcia en manos castellanas, mediado el siglo III, Házim al-Qartáyanni, poeta nacido en Cartagena como su patronímico indica, vivió en Túnez un exilio dolorosamente lleno de nostalgias por la patria y la juventud perdidas. Y ello, a pesar de la prosperidad personal allí alcanzada por quien fuera llamado «el campeón de los exiliados».


   
NORIAS, RÍOS Y FLORES DEL SENTIMIENTO (en la poesía de la Murcia Islámica)
José Emilio Iniesta González
En el Segura[1], innumerables norias giran como adargas[2]
movidas en las batallas por guerreros con lorigas[3]
que son las acequias rizadas por los vientos (...)
Mi tierra es un paraíso por donde corren
ríos de agua, vino, leche y miel;
donde todos los placeres se dan cita;
el ver y oír cosas agradables,
las comidas, bebidas y perfumes,
las veladas de placer, el departir en las escuelas literarias, el amor...
El tiempo es como una fiesta continua;
las noches, como noches de bodas;
y la vida... ¡un ensueño permanente!
                    Hazim al-Qartayanni (1211-1284), pertenecen a su Casida[4] “Maqsura”, traducida por  E. García Gómez

La forma circular de la noria se compara con la adarga o escudo ovalado; las acequias son brazos de guerreros... no en vano a las acequias pequeñas se las llama brazales. Y la superficie del agua se identifica, curiosamente, con las lorigas y cotas de malla, metáfora esta que, aunque extrañe a los lectores occidentales, es perfectamente normal dentro de las coordenadas poéticas de los árabes, pues dado que éstos apenas han cultivado las artes plásticas (escultura y pintura), han tenido que suplir la imagen visual potenciando extraordinariamente la imagen mental (o sea, la imaginación), y por ello son capaces de relacionar cosas que, a nuestro parecer, están muy alejadas entre sí.




Vemos las dos colinas que bordean el río Segura
como dos amantes que, habiendo querido abrazarse,
lloran de tristeza al no poder hacerlo,
formando con sus lágrimas la corriente.
                                     Al-Qartayanni, traducción: E. García Gómez

En Murcia se reflejaban los árboles
en las aguas cristalinas del río,
 y pasábamos el tiempo entre el almuerzo y la cena
descubriendo los deseos de nuestras almas
mientras las aves nos deleitaban con sus trinos,
 o dejando rodar palabras bellas, como piedras preciosas,
en noches de luna llena,
o embriagándonos con el aroma de los árboles y las flores,  
mientras el alba despertaba.
                                       Al-Qartayanni (1211-1284)

Con tanto amor amigo mío, amé el jardín que era mi tierra,
que lejos de ella, muere mi corazón.
Esa tierra, remanso donde los ríos vienes a descansar, es la tierra de Murcia, lugar de mi esparcimiento y morada de mis alegrías.
¡Cuán agradable era fondear en tus orillas! ¡Cuánto regocijo hallaba y cuánta paz en medio de tus arrayanes!
¡Cómo recuerdo la corriente de tu río, cuando la contemplaba desde aquella ribera sobre la que se alza el puente de Waddah!
Toda hermosura tenía su sitio sobre tus aguas, entre Tabayra y Sabbah[5]. Allí caminando de un lado para otro, setenta millas recorríamos, entre puenters y bajo frondísimos árboles.
                Al-Qartayanni, Un poeta arábigo-español”. Alfonso CARMONA GONZÁLEZ
        Qasida al-Maqsura. 
Es un paraíso donde corren ríos
de agua, vino, leche y miel;
donde todos los placeres se dan cita,
el ver y oír cosas agradables,
las comidas, bebidas y perfumes,
las veladas de placer,
el departir en las madrasas,
las tertulias literarias, el amor...
el tiempo es como una fiesta continua;
las noches, como noches de boda;
la vida un ensueño permanente.
                     Hazim al-Qartayanni (1211-1284)

A una gacela pedí vino
y me sirvió vino y rosas;
pasé la noche bebiendo el vino de su boca
y libando la rosa de sus mejillas.
              Al-Mótamid (1040-1095), rey poeta de Sevilla (pero que también lo fue de Murcia):

  
Murcia es mi nido, del que una vez me alejé. 
Ojalá mi voluntad me devolviera a ese nido,
Y yo fuese como el pájaro que, retornando al suyo,
lo reconstruye con sus plumas.
                                               Safwán ben Idrís (1165-1202)

El río de Murcia es comparable a una Vía Lactea para su verde Huerta, y las estrellas serían sus flores. Y por cierto que las que nacen en sus orillas aventajan a las demás flores (...). El río viste a los peces de una líquida cota de malla, que no tiene igual; en el agua, la media luna al reflejarse parece la hoja de una cortante, espada...
                                               Safwán ben Idrís (1165-1202)


Y también, Murcia mía, con tu recuerdo lloro,
¡oh, entre fértiles huertas, deleitosa mansión!
Allí se alzó a mi vista el sol a quien adoro,
y cuyos vivos rayos aún guarda el corazón.
Pasaron estas dichas, pasaron como un sueño;
nada en pos ha venido que las haga olvidar;
cuanto Egipto me ofrece menosprecio y desdeño;
de este mal de la ausencia no consigo sanar.
         Safwán ben Idrís escribió, desde Egipto, esta bella y melancólica qasida.




[1] Rio Segura que en el original debió ser Río Blanco ( ادي الأبيض Wadi al-Abyad), denominación que los musulmanes daban al actual Segura.
[2] Adarga: 1. f. Escudo de cuero, ovalado o de forma de corazón.
[3] Loriga: . f. Armadura para proteger el cuerpo, hecha de láminas metálicas pequeñas e imbricadas.
[4] La casida (en árabe, قصيدة qaṣīda; en persa, چكامه chakâmé) es una forma poética propia de la Arabia preislámica.
[5] Tabayra y Sabbah: Son nombres de dos puentes.

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