Romances de Antonete Gálvez


ROMANCE DEL PERSEGUÍO - Popular s. XIX


¡Ande vas Antón, tan solico?
-¿Ande vais tantos pa este?
-Nusotros a por prendello.
-Yo a subirme al Miravete.
-Nusotros semos del Rey.
-No hay Rey qu'a mi m'arrepriete.

La sierra entavía está lenjos,
un cevil las piernas mete,
y toca a la jaca blanca,
y perdío se ve el Antonete;
pero se tira a un cañar
y entre las cañas se mete.

La jaca siguió corriendo,
y'ezaga los ciento siete,
y Antón les toma la buerta
y se sube al Miravete.

-¡Ande vas Antón, tan solico?
-¿Ande vais tantos pa este?
-Nusotros a por prendello.
-Yo a subirme al Miravete.
-Nusotros semos del Rey.
-No hay Rey qu'a mi m'arrepriete.

Atender a lo qu'os cuento,
republicanos valientes,
que quien lo cuenta lo vido,
y su palabra no miente.

Trujeron la jaca blanca,
de un sarto montó Antonete,
ya se veían los ceviles ezaga,
qu’eran ciento u ciento siete.



                   Cantata del tío Antonete Gálvez



Un veintinueve de junio
nació Antonete
bajo la Cruz del Monte
de Miravete.


Fue capitán honrado
y el más valiente
defendió a los huertanos
hasta la muerte.

Los huertanos bragados
le acompañaban
con amor y fiereza
se le entregaban.
……………………….
Qué buen capitán sería
el hombre de Torreagüera,
que buscaba la justicia
donde quiera que estuviera.
Republicano de hierro,
republicano de miel,
toda la Huerta de Murcia
estaba siempre con él.

Señoritos propietarios
vivían todos contentos;
era su único trabajo
por San Juan cobrar el rento…

¡Qué desgraciado es aquel
que por otro no padece,
que no hablen de cariño
porque ese no lo merece!
………………………….
Como un león cansado
volvió Antonete a su tierra.
La vejez y el sufrimiento
no mermaron su entereza.
Se portaba como un héroe
en riadas y epidemias
y no aceptó más honores
que la voz de su conciencia.
Amanecer navideño,
del año noventa y ocho,
en el huerto de San Blas
Antonete murió solo.



Le negó el señor Obispo
tierra cristiana a su cuerpo
y le fue dada a la fuerza
porque así lo quiso el pueblo.

Con la muerte de Antonete
huérfana quedó la Huerta.
Caracolas y guitarras
enmudecieron de pena.

La Huerta se puso luto
por la muerte de Antonete
y el aire se hizo bandera
en la cruz de Miravete.








Aparecidas en Mr Witt

Antonete está en la sierra
y no se quiere entregar.
No me entrego, no me entrego,
no me tengo de entregar
mientras España no tenga
República Federal (12).

.-.-.-.-.-


Ya se van los quintos, madre,
sabe Dios si volverán,
se van los pobres cantando
porque no pueden llorar...
Si la República viene
no habrá quintas en España





En la lucha moriremos,
gritaba el bravo Antonete.
La República sabemos
en la cruz de Miravete.
Antonete está en la sierra,
y no se quiere entregar,
y sus hijas le decían:
entréguese usted papá.
                                                          Recogida por Martínez Tornel

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